• 13 noviembre, 2025 2:33 AM

“Bolas de Fuego” en Nejapa.

Sep 1, 2025

En una noche cargada de fervor, historia y tradición, Nejapa celebró ayer la edición número 103 de la emblemática batalla de las bolas de fuego, declarada Bien Cultural por el Ministerio de Cultura.

Una jornada repleta de cultura y adrenalina

La festividad comenzó desde la noche del sábado 30 de agosto, con una alborada, serenas religiosas, la entrega tradicional de shucos, danza, arte y presentaciones musicales que ambientaron el preludio del acto principal.

El evento central se desarrolló alrededor de las 8:30 p.m., cuando dos grupos locales —conocidos como boleros— lanzaron bolas encendidas elaboradas con trapo, alambre y gasolina, simbolizando una fuerza dramática y ancestral.

La energía era palpable: miles de espectadores, tanto locales como visitantes extranjeros, vibraban ante el fuego danzante. La atmósfera se impregnó de adrenalina, fe y un sentido de identidad cultural que convoca generación tras generación.

Voces desde la batalla

Adonay Solís, un bolero de 24 años, describió su experiencia compartiendo: “Cuando uno empieza, empieza con miedo. Lo bueno es que se va quitando porque jugamos entre los mismos de Nejapa. Así que es bonito”

También participó por primera vez Rosa Majano, de 28 años: “Me siento bastante nerviosa porque no sé qué va a pasar, y aunque me da un poquito de temor, decidí tomar el valor de estar acá”.

Entre los espectadores, Marcel Wilhelm, turista alemán, confesó que quería “experimentar la cultura de El Salvador y la vibra de la gente”; su acompañante, estadounidense, la calificó como “loca, única y especial”

Origen y simbolismo de la tradición

La historia de esta tradición se remonta a 1658, cuando el volcán El Playón destruyó el asentamiento original de Nejapa. La leyenda habla de San Jerónimo Doctor, patrono del pueblo, quien, lanzando bolas de fuego, habría desviado la lava y salvado a los pobladores.
Otra interpretación popular sostiene que el fuego representa la lucha entre el bien y el mal, purificando y defendiendo frente a espíritus malignos.

Celebración integral

La jornada incluyó además desfiles, entrega de tamales, quema de “toritos pintos”, fuegos artificiales y una fiesta bailable para cerrar con broche de oro esta expresión cultural tan arraigada.


Desde horas del mediodía del 31 de agosto se habilitaron sectores de parqueo y se limitaron accesos vehiculares para garantizar la seguridad de asistentes

Este evento, más que una simple tradición, se ha convertido en un símbolo de la identidad salvadoreña: una fusión de fe, memoria histórica y valentía colectiva. “La batalla de las bolas de fuego es mucho más que una muestra de adrenalina; es un testimonio vivo de cómo la fe, la historia y la identidad salvadoreña se funden en una misma expresión cultural”.