El incendio subterráneo que arde desde hace más de medio siglo en el desierto de Karakum, en Turkmenistán, ha comenzado a apagarse de forma visible, marcando un hito en uno de los episodios geológicos más prolongados y conocidos del siglo XX. Este cráter, conocido mundialmente como la Puerta del Infierno, lleva activo desde 1971, cuando un grupo de científicos soviéticos provocó, de forma accidental, una fuga de gas natural al perforar una bolsa subterránea de metano. La solución adoptada entonces consistió en prender fuego al gas, confiando en que se extinguiría en cuestión de días. Sin embargo, lo que se esperaba como una combustión puntual derivó en una llama permanente que se ha mantenido durante 54 años, expulsando de forma continua grandes cantidades de metano, uno de los gases más nocivos para el medioambiente.
Además de su impacto ecológico, el cráter se convirtió en el principal reclamo turístico del país. El intenso resplandor, visible a kilómetros, otorgó al lugar una dimensión casi mitológica, a pesar del hermetismo del gobierno local y las limitaciones para acceder a la zona.
El fuego pierde intensidad tras décadas
Durante una reciente conferencia medioambiental celebrada en la capital, Ashgabat, la directora de la empresa pública Turkmengaz, Irina Luryeva, anunció que la actividad del fuego se ha reducido de forma significativa. “Antes se podía ver una enorme luz a varios kilómetros de distancia, hoy solo queda un tenue resplandor”, afirmó. Según explicó, esta reducción ha sido posible gracias a una serie de perforaciones alrededor del cráter, diseñadas para capturar el gas metano antes de que alcance la superficie. Estas acciones han conseguido disminuir la combustión activa en al menos un 66 %, aunque las autoridades no han concretado desde cuándo se aplican estas medidas.
Pese a disponer de una de las mayores reservas de gas natural del planeta, Turkmenistán ha sido señalado por diversos organismos internacionales como uno de los principales emisores de metano por fugas no controladas. La Agencia Internacional de la Energía estima que el país lidera el ranking mundial en pérdidas de este tipo de gas, aunque las autoridades locales han negado repetidamente tales cifras. El apagado progresivo del cráter de Darvaza podría suponer, en este contexto, un gesto simbólico hacia una gestión más responsable de los recursos naturales. Si bien no se ha confirmado el cierre definitivo del pozo, la disminución evidente del fuego parece indicar que la Puerta del Infierno comienza, poco a poco, a cerrarse.
