• 20 mayo, 2025 2:21 PM

La frase con la que Albert Einstein describió el verdadero significado del éxito

May 20, 2025

En 1902, un joven Albert Einstein entraba cada mañana en una pequeña oficina de patentes de Berna, Suiza. Su labor no consistía en escribir fórmulas, sino en revisar inventos ajenos. Ganaba poco, tenía un hijo recién nacido, y en el mundo académico nadie lo tomaba en serio. Lo que no mucha gente sabe es que allí, en esa rutina monótona, fue donde se gestaron alguna de las ideas más revolucionarias de la física moderna.

Como vemos, Einstein no comenzó su carrera como un “hombre de éxito”. Pero, en 1905, publicó una serie de artículos que cambiarían para siempre la manera en que entendemos el tiempo, el espacio y la energía: fue su año milagroso o, como se suele decir en latín, su annus mirabilis. Sin embargo, él siempre insistió en una idea: “Trate de no convertirse en un hombre de éxito, sino trate de convertirse en un hombre de valor.”

Y es que, según él, el éxito que se mide en premios, fama o reconocimiento público era una consecuencia, no un destino. Los verdaderos motores a lo largo de su trayectoria fueron otros: la curiosidad, la honestidad intelectual y el deseo profundo de comprender el mundo y poner ese conocimiento al servicio de los demás.

Uno de los rostros más conocidos del siglo XX
La imagen típica de Einstein con el cabello alborotado y la lengua fuera recorrió el planeta y se coló en libros, pósters, camisetas y hasta grafitis. Lo que no se aprecia en esa fotografía es el peso que la fama le supuso.

Su camino no fue lineal: antes de alcanzar reconocimiento internacional, fue rechazado por universidad, ignorado por revistas científicas y menospreciado por su manera poco convencional, más bien excéntrica, de pensar. De hecho, su teoría general de la relatividad, publicada en 1915, fue recibida con escepticismo por parte de la comunidad científica.

No fue hasta 1919, con un eclipse solar, cuando se confirmó experimentalmente que la gravedad podía curvar la luz. Y a partir de ese momento, Einstein se catapultó al estrellato.

Para entonces tenía 40 años, y la popularidad le llegó en un momento convulso: la Europa de entreguerras. Como judío, pacifista y defensor del pensamiento libre, Einstein fue blanco de de ataques antisemitas y campañas de desprestigio por parte del régimen nazi, hasta que en 1933 se vio obligado a huir de su Alemania natal para exiliarse en Estados Unidos, donde continuó con sus investigaciones.

Un hombre de éxito, pero también de valor
En su nueva vida, ya como figura pública global, no dejó de incomodar. Al contrario: utilizó su altavoz para denunciar el racismo en Estados Unidos y para solicitar el desarme nuclear, además de defender un modelo internacionalista que rompiera las fronteras ideológicas de la Guerra Fría.

Así, Einstein no solo fue el padre de la relatividad, sino también un hombre que se permitió dudar, cambiar de opinión y hablar desde el error. El ejemplo de esto fueron sus declaraciones sobre la carta que firmó al presidente Roosevelt y que puso en marcha la creación de la bomba atómica: : “Cometí un gran error en mi vida… al firmar aquella carta al presidente Roosevelt”, confesó en una carta.