• 10 julio, 2025 10:34 PM

Rafa Guerrero, psicólogo: “Un niño que ha estado sobreprotegido se va a convertir en una persona indecisa de mayor y no va a saber poner límites”

Jul 9, 2025

Los primeros años de la vida de nuestros hijos son muy relevantes a la hora de construir su propia identidad y actitud a la hora de afrontar las diferentes situaciones que se le presenten en su vida.

En el momento en que nos convertimos en padres y madres, nuestros hijos se convierten en nuestra máxima prioridad. A partir de aquí, somos los responsables de garantizarles la mejor crianza y educación posibles, de manera que vayan desarrollando su propia identidad a medida que crecen y descubren el mundo. Es aquí donde también entra nuestra labor de protectores. Sin embargo, igual que no debemos desentendernos de la seguridad de nuestros niños, tampoco es positivo ejercer sobre ellos una excesiva defensa. Y es que la sobreprotección en los menores desde sus primeros años puede suponer la aparición de importantes taras en su madurez.

Así lo defiende el psicólogo Rafa Guerrero en el pódcast Lo que tú digas, comentando la dificultad de estos futuros adultos a la hora de afrontar ciertas situaciones en su día a día debido a esa excesiva protección ante el entorno que lo rodea. “Un niño que ha estado sobreprotegido se va a convertir en una persona indecisa de mayor y no va a saber poner límites”, afirma el experto.
Falta de iniciativa en su etapa adulta
En primer lugar, el experto comenta que un adulto que ha sufrido una sobreprotección durante su infancia, por lo general, va a sentir una gran indecisión ante diferentes alternativas que se le presenten en la vida, sintiéndose inseguro de las mismas opciones que escoge. Además, el sentimiento de duda que le puede invadir puede ser realmente atroz.

Por otro lado, Rafa Guerrero postula que un niño excesivamente protegido puede convertirse en una persona muy manipulable cuando se desarrolle. Al ser dependiente de manera constante del criterio ajeno, serán muchos los que traten de inculcarle ideas o involucrarlo en situaciones que realmente no desea debido a una clara carencia de iniciativa propia.

Por último, comenta que ante situaciones que no resultan demasiado complejas, este tipo de individuos experimentarán síntomas como la ansiedad. Esto se origina debido a la falta de experiencia a la hora de solucionar problemas desde la infancia, acudiendo siempre a un adulto. Es por ello que la probabilidad de que sucumban de manera temprana a la frustración se incrementa considerablemente. Debido a esto, es necesario dotar a nuestros hijos de cierta libertad para equivocarse y tomar malas decisiones, de manera que eso mejore su capacidad para adaptarse a las diferentes circunstancias que se les presenten en sus vidas.